Un comienzo prometedor |
Por diversos comentarios leídos en
distintos espacios, he “sabido” que el steampunk
es un género, o subgénero, más bien desafecto del ancho mundo editorial; el
grande, quiero decir. El lanzado a toda paletada de carbón por la novela
“histórica” y ramalazos románticos. Pequeños sellos editoriales, empero, se “la
juegan” pretendiendo sacar algo que llegue al corazoncito del lector, con una
suerte que no puedo sino imaginar.
Nuevos enemigos mezclados con viejas amenazas |
Por lo que me concierne, y a tenor de
estas imágenes, me conviene que el steampunk
tenga una salida digna y pueda competir con limpieza con el resto de
géneros/subgéneros que campan por su espacio en las estanterías de las
librerías en general.
Chatarra ¡a mogollón! |
Un repaso a éstas nos muestra un
“resurgimiento” de la sword-and-sorcery
más bien tibio, estacional, a remolque de rémora del éxito de cierta serie que
ha concitado el interés (morboso) de las elites que, hace años, consideraban BLADE RUNNER una tontería “del espacio”
más y ahora es uno de sus cuidados bibelots
de la más ¡aclamada! querencia.
Construcciones de esta clase |
Año nuevo ha significado comienzo de
proyectos diferentes, cerrado felizmente el ciclo de aquellos que ocuparon 2014.
Entre ellos, este título con el que me arriesgo: Wild Wreck World, steamspank
punk, ya te digo, que, como todos los retoños que dan los primeros y
titubeantes pasos, ignoras si terminará bien, captando el interés de alguna
Editorial, o quedará en anécdota, en simple entrada de actualización del blog.
Confiemos suceda lo primero, ¿eh?
Por suerte, cuento con la versatilidad de
Terhli para llevar a buen puerto este proyecto. Con un esfuerzo, mínimo-nimio,
puede encajar en cualquier parte. Y más en este, fijaos, época fetish total:
botines de tacón alto, prietos corsés, elegante indumentaria de amazona… (o
sea, ¡fustas!) Huau. Ni hecho a posta para ella.